Porque esa es la realidad y no la que nos quiere vender el «dueño» de la S.A.D., hablando de chinos y erigiéndose como salvador de una entidad que su gestión tiene en las catacumbas del fútbol. Un señor que convive con presuntas sospechas de amaños de partidos para conseguir el único ascenso a 1ª, un ascenso del cual se permite el lujo de sacar pecho ante los suyos ahora, tras 14 años de fracasos y vergüenzas sistemáticas.

El domingo, con una desvergüenza que define al personaje, se paseó por Luceros, se asomó a un balcón con puro en boca, como buen cacique. El martes, con «sus» empleados y dos copas de más, le traicionó el subconsciente.

No señor Ortiz, el Hércules no es su hijo y tampoco de sus yernos, ni usted deja trabajar a los profesionales. Porque no los quiere, usted solo quiere estómagos agradecidos.

14 son los años desde el último ascenso, los mismos años que lleva sin dar la cara, sin dar explicaciones de la actual situación del club, cuya responsabilidad es suya, únicamente suya y no de ningún chino.

Lo del domingo fue una alegría inmensa, después de años de ruina y vergüenza, pero la realidad es que se ascendió del FÚTBOL AMATEUR al SEMIAMATEUR, el club sigue sin patrimonio, sigue endeudado, con directivos imputados, un estadio cochambroso, una cantera maltratada, ninguna parcela del club profesionalizada y esa es la realidad, no la que se nos quiere colar al cobijo de un ascenso, como si aquí no hubiera pasado nada.

Si el Hércules sigue vivo es por unos miles de Herculanos de cuna, que han soportado 24 años de vergüenza y lo han hecho por un sentimiento que va más allá del fútbol, porque el Hércules es suyo y ese sentimiento se lo han trasladado a los suyos, como se lo trasladaron a ellos y estos se lo trasladarán a otros. Y sí, todo a pesar de Ortiz y su familia.

No promete invertir en infraestructura para el club, en adecentar el estadio, en potenciar y fortalecer la cantera, etc. Ahora, fiel a su estilo, ofrece regalos (condenado está por regalar y comprar voluntades) y promete plantillas fuertes. Otra cosa es que luego pague o no, que se lo pregunten a Trezeguet (entre otros) al que aún adeudan dinero o las empresas que sufrieron dos concursos de acreedores y eso tampoco fue ningún chino, eso es responsabilidad de Enrique Ortiz.

Hay una nueva generación de herculanos y herculanas que se merecen un club del que sentirse orgullo y no con olor a puro.

¡Macho Hércules!